El período Helenístico comienza con la muerte de Alejandro Magno (323 a .c.) y la disolución y partición del gran imperio que había formado en pocos años, y se extiende hasta el momento en que, a partir del S. II a. c. Grecia pasa a ser parte del imperio romano.
Hay una extensión del arte griego a todo el mediterráneo oriental, creando una especie de cultura común (Koiné= comunidad) pero integrando las culturas propias de esos territorios (Egipto, Mesopotamia, Siria…) creándose “escuelas regionales”.
Se da el fenómeno del coleccionismo de obras de arte que más tarde heredaría el mundo romano.
En arquitectura se pierde el ideal clásico de igualdad entre los hombres y se crean grandes palacios y tumbas como el Mausoleo de Halicarnaso.
Predomina el orden corintio. Se usa la superposición de órdenes que luego continúa en Roma.
Otro ejemplo característico de este período es el altar de Zeus en Pérgamo, con una impresionante columnata con relieves, era un ara escalonada sobre una colina.
En cuanto a la escultura, al hacerse más internacional lo griego admite la aportación de los pueblos conquistados (orientales), predomina lo real, se pierde la idea elevada y se centran en el desenfreno de la vida. Hay más dramatismo. Se representan nuevas divinidades grecoorientales. Antropomorfismo. Escenas triviales. Desarrollo del retrato. Hay un conocimiento perfecto de la anatomía. Los vestidos son también más expresivos.
Escuela de Atenas: obras de imitación de las de Scopas, Praxíteles y Lisipo.
Torso del Belvedere
Escuela de Pérgamo: Influencia de Scopas.
escenas de lucha con los gálatas.
Escuela de Rodas: Laooconte representación del dolor. Barroquismo.
Victoria de Samotracia. Pliegues pegados al cuerpo.