lunes, 7 de febrero de 2011

Pintura gótica

Al sustituirse el muro macizo por los amplios ventanales se reduce el espacio para los frescos ( excepto en Italia) favoreciéndose a lo largo del SXIII el desarrollo de la pintura sobre tabla. Se usó sobretodo el temple. Aparecen nuevos temas como las vidas de Santos y la naturaleza. El paraíso se representa como bellos jardines y el infierno como valles tenebrosos llenos de espinos. Se exalta el calvario y la crucifixión de Cristo para llevar al fervor popular. Se pintan las vidas de Jesús y de la virgen con una concepción del mundo alejada del dolor y del sufrimiento. El espíritu caballeresco se nota porque es la encarnación de la nobleza y de los valores humanos. Se desarrolla el retrato cuando se pinta a los donantes y también como personaje en sí mismo.
Los artistas medievales aprendían unos arquetipos que después encajaban en distintos marcos, esto era la llamada “maniera greca”, es decir, siguiendo los convencionalismos del arte bizantino. No tomaban modelos del natural. En Italia a finales del SXIII surge la “maniera latina”, un cambio hacia un nuevo naturalismo. El protagonista de este cambio fue Giotto di Bondone. Aunque antes de él artistas como Cimabue empezaron a renovar las formas bizantinas. Su obra se acerca a lo tangible más que al espíritu. Sus figuras adquieren volumen y se mueven en el espacio con naturalidad. Esta nueva valoración de la naturaleza coincidía con los ideales de San Francisco de Asís, que predicaba el elogio a todos los componentes de la creación y veía en la belleza de la naturaleza un eco de la bondad divina.
Giotto fue el encargado de pintar las historias de San Francisco en la basílica del santo en Asís.

En la iglesia franciscana de Santa Croce en Florencia pinta también escenas de la vida de San Francisco y de los santos Juanes. También pinta capillas privadas costeadas por familias poderosas para reconciliarse con Dios, como las pinturas murales de la capilla de la Arena en Padua, donde Giotto empieza a pintar “lo que veía”, creando ilusión de profundidad e integrando el paisaje o la arquitectura, las figuras ya no se recortan sobre el fondo. Son más expresivas por medio de sus gestos y actitudes. Figuras monumentales y solemnes.

 Con Giotto acaba la etapa del pintor-artesano y comienza la idea del artista como “genio” que triunfará en el Renacimiento.
En Siena la pintura se caracteriza por el idealismo. Formas más espiritualistas de refinada elegancia y suave ondulación. Aire aristocrático y delicado. Belleza de la línea y carácter preciosista del color. El más importante representante de este estilo es Simone Martini, probablemente discípulo de Duccio, se caracteriza por sus personajes de rostros ovalados y delicados, ojos almendrados, idealizados y de sutil refinamiento. La anunciación es su obra más conocida. 

En España se aprecia la influencia de la pintura italiana en la pintura catalana del SXIV y en el SXV también hay influencia de los pintores flamencos.
Los pintores flamencos del SXV se consideran habitualmente como un episodio final del gótico aunque presentan características propias del humanismo renacentista. Se produce en los antiguos países bajos: Bélgica y Holanda, que estaban unificados por los matrimonios reales. Formaba parte de ellos la corte de Borgoña destacada por su refinamiento y su mecenazgo de las artes. Además hay una burguesía urbana con una rica economía basada en el comercio y la industria lanera y la banca que se convierte en cliente del arte, además de la iglesia, la nobleza y la corte. Esta clientela buscaba obras de menor tamaño, lo que da lugar al surgimiento de la pintura de caballete que también se ve facilitada por la invención del óleo.
Hay un gusto por el realismo, valores espaciales y luminosos y sensibilidad atmosférica que tiene sus orígenes en el estilo gótico internacional del SXIV, la miniatura y el sentimiento realista y burgués de las ciudades flamencas.
Utilizaban como soporte la tabla de nogal o roble imprimadas con blanco de plomo, cola animal y estuco que favorecían la luminosidad de la pintura. Emplearon y perfeccionaron la técnica del óleo, usando aceites de linaza y nueces y añadiendo secativo. Mejoraron el uso de las veladuras y usaron pinceles finísimos para no dejar huellas sobre la tabla. Dibujo virtuoso, detallismo (pelos, arrugas, flores…) No es un fin en sí mismo, forma parte de un sentido simbólico y metafórico.
Concepción tridimensional del espacio, intuitiva y no matemática como la del Quattrocento italiano. Los temas religiosos tienen un tratamiento cotidiano, sensación de intimidad. El retrato está vinculado a la pintura religiosa (donantes), esto contribuye a que el retrato vaya adquiriendo autonomía como tema en sí mismo.
Jan van Eyck pinta retratos y pintura religiosa con aparente realismo pero su pintura está llena de complejidad y símbolos. Es muy detallista, espacios de sorprendente profundidad. En su políptico de la adoración del cordero místico hay unidad compositiva, virtuosismo y realismo simbólico. En el Matrimonio Arnolfini el espejo influencia a Velázquez. Importante simbolismo.


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