domingo, 24 de abril de 2011

La arquitectura barroca española

El SXVII es el llamado “siglo de oro” español, esplendor en las artes en contraste con un proceso de crisis social, política y económica que marcará el declive del imperio español. Predominio de la religiosidad contrarreformista. España se pobló de iglesias, monasterios, conventos…que se llenaron de arte. Otro cliente del arte era la monarquía. Los Austrias que se consideraban defensores de la fe y patrocinaron la realización de gran cantidad de obras religiosas.
La arquitectura del barroco español se prolonga durante todo el SXVII y casi todo el S XVIII en el que convive con la nueva estética clasicista emanada de los círculos de poder y de la corte de la nueva familia gobernante, los Borbones. Hay una fiebre constructiva religiosa en un tiempo de grandes dificultades económicas, por lo que se buscan soluciones baratas como la cúpula encamonada construida de madera y cañizo. La ciudad es un gigantesco espacio sagrado. Como en Italia, la ciudad española está marcada por el fenómeno de la fiesta (religiosas, entrada de reyes…) que se celebran en las plazas mayores. Así, la plaza mayor de Madrid recibe entonces su forma definitiva.

La iglesia es el edificio más importante, predominan las plantas simples, las fachadas más sencillas que las italianas.

 Dentro de las iglesias o adosadas a ellas se multiplican pequeños recintos destinados a ritos religiosos específicos: sagrarios, camarines, sacristías… cada vez es más importante la decoración y el mobiliario litúrgico. Mayor protagonismo del retablo.
En la primera mitad del SXVII hay un gusto por la austeridad y la sencillez.
En la segunda mitad del SXVII hay una mayor importancia de lo ornamental, se usan nuevas formas como la columna salomónica. Se complican las plantas de las iglesias con trazados en forma de óvalo o de cruz griega.

En la primera mitad del SXVIII hay una tendencia a la exuberancia ornamental, la arquitectura religiosa cada vez es más recargada y los efectos de luz se complican. Se busca una sensación de desmaterialización, como en el estilo churrigueresco.

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